Me habia quedado dormido por algunas horas. Pero creo que ya estaba despierto cuando recibi un mensaje de Areli. Fue la primera vez en la que Areli y yo habíamos dormido en camas separadas desde que estuvimos en Haiti. Areli tenía que ir al baño. Todas las personas en la sala estaban durmiendo—incluyendo a la enfermera que estaba profundamente dormida en una de las camas que estaban por la entrada de la sala—o tal vez no se le permitia salir de la cama para ayudar. Asi que fui y cruce la calle hacia el hospital, solo camine y pase a la gente de seguridad porque soy americano, y fui a buscar un comodo. Finalmente encontré uno y la situación de Areli mejoro. Y le dije que su mamá y tía venían en camino desde la frontera con México y que traian unos de mis tacos favoritos.

 

(5:30 A.M)

Escuche el sonido de la grava raspando cuando la camioneta se estaba estacionando. La mamá y tía de Areli habían llegado. Estaban cansadas de todos los movimientos y sacudidas que pasaron a causa de las calles y caminos en Guatemala incluyendo todos los topes que no estaban pintados, pero por fin llegaron. Los pastores estaban exhaustos pero estaban contentos por haber cumplido con su misión y por haber comido unos genuinos tacos mexicanos. Enseguida nos dirigimos al hospital para ver a Areli.

 

Estaba muy feliz de ver a mi mamá y a mi tía. No creía que tan rápido estuvieran en ese lugar conmigo. Me gustó que estuvieran conmigo para darme amor y alegría. Lástima que no pude comer tacos en ese momento. Fue de mucho ánimo para mí el tenerlas a las dos cerca de mí.