Hicimos algunos arreglos, en contra de los consejos medicos, llevamos a Areli en una silla de ruedas a la casa para misioneros de nuestra organización para que estuviera en el funeral. Les dimos algunas buenas razones para poder sacarla: la casa esta como a 50 metros de la puerta de urgencias, iban a estar presentes muchas personas que laboran en el area de medicina, y por supuesto era necesario que Areli estuviera presente. La familia de Areli le ayudo a arreglarse mientras que yo trabajaba en los detalles de último momento. No queríamos que fuera un evento triste a causa de una triste tragedia, sino que queríamos que todo fuera enfocado a la bondad de Dios en cada momento. Le pedimos a Emanuel y a Jessica que cantaran una de nuestras canciones favoritas en inglés y español: "Bendito Sea el Nombre del Señor." Además Jeff, que estaba en los Estados Unidos, había establecido una manera por la cual nosotros pudiéramos tener una transmisión en vivo del evento para que nuestra familia y amigos pudieran verlo a través de una computadora. Las cámaras y las computadoras estaban listas y el servicio comenzó.
Nosotros sentimos mucho amor a través de los que estaban presentes y de aquellos que estaban viendo desde lejos. Areli tenía pocas fuerzas para estar parada pero ella pudo sentir el Espíritu de Dios fortaleciéndola y consolándola, proveyendo la única cosa que puede sanar todas las heridas: la Presencia de Dios. Y ambos queríamos más y más de ese bálsamo sanador.