Cuando comenzamos a ir en dirección al Hospital más cercano, comencé a sentir una paz que nunca antes había sentido. A pesar de que aún seguía sangrando y del frío que tenía. Todo cambio dentro de ese vehículo. Sabía que Dios estaba actuando en nosotros. Mientras Daniel iba manejando habló con su mamá y yo con la mía, recuerdo que les pedimos oración pero también les dijimos que teníamos paz y yo le dije a mi mamá "es una niña...todo va a estar bien mamá".
(5:30 A.M.)
Siguiendo nuestro camino iba orando en voz alta hasta llegar al Hospital. Daniel me llevo cargando hasta la sala en urgencias. Hicieron otro ultrasonido, vieron un desprendimiento de placenta y a nuestra niña con vida. Inmediatamente comenzaron a prepararme para una cesárea de emergencia.
(6:00 A.M.)
En camino al quirófano e ir viendo el Hospital, por un momento pensé en Daniel, en mi hija, en mi y el estar separados no solo físicamente pero espiritualmente. Pero así como ese pensamiento vino se fue. Aún no se cómo explicarlo pero sabía que aún no era el tiempo de estar con el Señor. Y entonces comencé a pedirle al Dios que ayudara a los médicos para hacer lo que tenían que hacer.